El acogimiento familiar es una medida de protección temporal donde se da la guardia y custodia de un menor a una familia o persona, con el objetivo de alimentarlo, velar por él, atenderle, darle compañía, educarlo y en general, darle una formación integral. La familia o persona que acoge el menor debe cumplir con todas las obligaciones que se recogen en el artículo 173 del Código Civil, siempre que su familia biológica no pueda encargarse de él.
Esta medida es una forma bonita de ayudar a niños que no tienen un hogar funcional, les estás dando el amor, compañía y protección que en estos momentos no tienen, con el objetivo de que en un futuro (cuando su familia biológica haya superado sus dificultades) puedan regresar con ellos. Es importate aclarar que el acogimiento NO es una adopción , por lo tanto, es TEMPORAL, nunca definitivo. ¿Qué significa esto? Que pasado un tiempo los menores regresarán con su familia biológica de nuevo o en caso de no ser posible con una familia que pueda adoptarlos. En la adopción tú tienes un lazo legal con el menor donde se pasa a tener la patria protestad del niño. Es decir, se crea una relación de filiación entre los adoptantes y el adoptado con idénticos derechos a los que tiene cualquier padre con su hijo. En el acogimiento la patria protestad pueden tenerla los padres, aunque no tenga permitido estar con los menores.
Razones para ser padres de acogida
A continuación os dejamos con una serie de razones por las que os podéis animar a ser padres de acogida. Si alguna vez te lo has planteado sigue leyendo a continuación porque puede ayudarte a tomar una decisión.
1- Contribuyes al crecimiento sano de niños pequeños. Es bien sabido que los niños desde que son bebés necesitan establecer un vínculo con al menos una figura de apego. Desgraciadamente hay pequeños que no tienen esa oportunidad. Otras veces si consiguen establecerla pero al poco tiempo deben separarse de ella, rompiéndose ese lazo afectivo. Cuando los niños son menores de 6 años y no hay nadie que pueda hacerse cargo de ellos entran en centros de protección oficial, que no les aporta la estabilidad suficiente que ellos necesitan.
Por tanto, para que puedan crecer, desarrollarse y madurar eficientemente un niño necesita una figura de apego con la que vincularse, eso determinará que llegue a la adolescencia y adultez con una autoestima sana y con confianza en si mismo. Sin embargo, en un centro de protección es difícil que esto llegue a ocurrir porque están al cargo de todo un equipo de personas, diferentes profesionales que están ahí trabajando a turnos y que tienen a su propia familia esperándoles en casa, por lo cual, el grado de implicación no va a ser el mismo. Como consecuencia, es difícil que un niño pueda vincularse con un adulto en esas condiciones, no al menos de la misma manera que si fuese acogido.
2- Ayudas a personas que están pasando por un mal momento. Los padres de acogida no solo ayudan a los menores, si no tamién a la familia original. Muchos padres están en una situación sin recursos en la que desgraciadamente no pueden atender correctamente a sus hijos. Pueden ser por encarcelamiento, temas legales, adicciones, ingresos en hospitales por enfermedades crónicas, etc. Te haces cargo de los menores y ayudas a esas personas que no pueden velar por sus hijos, les estás haciendo un gran favor. Al principio, hay padres biológicos que pueden ser reacios a los padres de acogida, sin embargo acaban entendiendo la situación cuando se les explica.
3- Enseñas valores a tus hijos. Si tienes hijos y decidís converiros en una familia de acogida ten claro que vas a ser todo un ejemplo a seguir por us hijos. Estás enseñando valores tan importantes como el amor, la generosidad, compromiso o el sacrificio por los demás. Además, si tienes un hijo único que aun no va al colegio es una buena forma de que socialice con alguien más aparte de sus padres.
4- Das estabilidad a los menores en riesgo. Durante la niñez y también adolescencia es importante tener un lugar fijo, una rutina, algo seguro a lo que aferrarse. En un centro de acogida todo es cambiante, los educadores, compañeros que llegan y compañeros que se van... No da tiempo a establecer apenas amistades. Si acoges a un menor, independientemente de su edad le das la oportunidad de que tengan un sitio al que llamar hogar, un sitio en el que poder resguardarse cuando se sientan inseguros. También estás dándoles intimidad, un espacio propio en el que se sienta a gusto y relajado.
5- Compartes tu amor con otras personas. Si siempre os habéis considerado personas cariñosas os encantará el hecho de ser padres de acogida porque es lo que más necesitan los menores, cariño incondicional.
Miedos a los que enfrentarse
Cuando uno decide convertir su familia en una familia de acogida siempre vienen a la mente algunos miedos. ¿Y si no llego a querer al niño? ¿Y si no puedo controlarlo? ¿Y si no me acepta? Seguramente todos los padres que se han decidido a hacerlo han tenido esas mismas preguntas.
Siempre tendremos el asesoramiento de profesionales
Finalmente, habrá momentos difíciles con los que tendrás que lidiar, sin embargo, cuidar a otra persona y contribuir a que su vida sea mejor es algo que vale la pena.