A pesar de ser una enfermedad que se da la mayoría de veces en los bebés de corta edad, son pocos los padres los que conocen en qué consiste la roséola infantil o sexta enfermedad. Se trata de una infección benigna que suele desconcertar mucho a los padres por los síntomas que observan en sus hijos. Acto seguido te hablamos un poco más de la citada sexta enfermedad, de sus síntomas y la mejor manera que hay de tratarla.
En qué consiste la sexta enfermedad
La sexta enfermedad recibe tal nombre debido a que la misma se descubrió justamente después de las cinco grandes enfermedades exantemáticas que suelen afectar a los niños: el sarampión, la escarlatina, la rubeola, la varicela y el megaloeritema. La sexta enfermedad consiste en una erupción que sufre el pequeño en diversas zonas de la piel debido al mismo virus que provoca el herpes.
Síntomas de la sexta enfermedad
El primer síntoma que sufre el bebé es el de una fiebre muy alta durante unos tres días. Durante este tiempo, el pequeño tiene un estado febril que no baja de los 39 unido a algo de congestión nasal y cierta irritabilidad. Al cabo de los tres días, la fiebre desaparece de repente y empieza a aparecer una fuerte erupción por la zona por el tórax y por el rostro. Ante ello son muchos los padres lo que se ponen nerviosos, sobretodo por la aparatosidad de las ronchas. Esta erupción suele durar un par de días y apenas molestan al pequeño.
El contagio de la sexta enfermedad
A la hora de identificar la fuente del contagio de la sexta enfermedad, se cree que se debe a otro niño que ya tiene dicha enfermedad. El contagio se suele hacer a través de las secreciones respiratorias y de la saliva.
El período de incubación suele ser entre los 5 y los 15 días antes de empezar con los síntomas. Como ya te hemos comentado más arriba y a pesar de crear cierta alarma entre los padres, la sexta enfermedad no es grave ni peligrosa para el bebé. Una vez el bebé se cura de la citada infección, el sistema inmunológico crea una serie de defensas que van a impedir que el pequeño vuelva a padecer tal afección en la piel.
En un tanto por ciento bastante alto, concretamente de un 90%, la gran mayoría de los bebés suelen padecer tal enfermedad. Si observas en tu hijo alguno de los citados síntomas, es bueno el acudir al médico para cerciorarse de que se trata la sexta enfermedad y no de otra afección mucho más grave. En cuanto al tratamiento hay que indicar que no se sigue ninguno en especial. Para el tema de rebajar la fiebre, se suele administrar antitérmicos además de no abrigarlo en exceso. Al ser tan pequeño, no es para nada aconsejable el administrarle productos farmacológicos. Por suerte y con el paso de los días, la piel empieza a mejorar de una manera notable y en pocos días, el bebé está totalmente recuperado.
A la hora de prevenir que tu bebé acabe padeciendo tal infección es muy importante seguir unas medidas de higiene como es el caso de lavarse de una manera frecuente las manos. De todas maneras, como has podido leer la sexta enfermedad es menos peligrosa de lo que en un principio pueda parecer. Son muchos los padres que se ponen nerviosos al observar como su bebé de pocos meses de edad sufre de fiebre muy alta y de numerosas erupciones por diversas zonas del cuerpo. Por suerte no hay que preocuparse en exceso ya que se trata de una infección totalmente benigna y que no pone en riesgo la salud del pequeño.