El Síndrome de Alienación Parental (SAP) al contrario de lo que muchos pueden creer no es un trastorno si no un fenómeno que se da a veces en los hijos de padres que han tenido una separación o divorcio . Ocurre cuando uno de los progenitores consigue de manera voluntaria o involuntaria poner a su hijo en contra de uno de sus padres, de manera que los hijos empiezan a sentir desagrado e incluso odio patológico hacia el otro progenitor sin saber exactamente el por qué.
Este suceso comienza cuando uno de los padres empieza a introducir ideas erróneas, exageradas o modificadas sobre el otro miembro de la pareja. Pueden ser ideas que vayan claramente en contra del otro o pueden ser más sutiles, en forma de comentarios o insinuaciones. Estas últimas son las más peligrosas porque el niño está continuamente escuchando cosas negativas del otro progenitor, sin embargo, al no ser de forma abierta las ideas se van abriendo hueco en su mente hasta que poco a poco se lo va creyendo. Por fin, llega un momento en el que piensa que es completamente cierto, no se le pasa por la cabeza que esas creencias fueron inculcadas por su madre o su padre.
Un ejemplo típico es el de una madre que se acaba de separar o divorciar y critica al padre delante de él, puede ser por fastidiar al padre o simplemente de manera involuntaria, para desahogarse sin necesidad de buscar "crear odio". Sea cual sea el motivo lo cierto es que todos esos comentarios van a ser absorbidos por el niño y tarde o temprano los va a hacer propios, sobre todo cuando no tiene oportunidad de estar mucho tiempo con la otra persona.
Por otro lado, para crear el Síndrome de Alineación Parental no hace falta que el niño esté siempre delante o lo escuche directamente. Una simple conversación de teléfono donde se critica a la pareja a un familiar o se habla mal del divorcio puede bastar para empezar a inculcar ideas erróneas o tergiversadas. El niño podría escuchar algo sin querer y comenzar poco a poco la alineación.
También puede estar producido por terceras personas como familiares o amigos cercanos que hablen mal de la otra persona, por ejemplo por comentarios que hagan los abuelos o los tíos.
Consecuencias para los niños del Síndrome de Alienación Parental
En el mejor de los casos los niños solo sienten un ligero rechazo hacia su progenitor aunque no sabe exactamente el por qué, se modifica su imagen convirtiendo la figura en una de menor valía. En el peor de los casos, el progenitor alineado se convierte en una figura a la que odiar injustificadamente. Como consecuencia, no solo se daña a la otra persona si no que se está causando un dolor psicológico y emocional al niño, cuanto más pequeño es con mayor intensidad se vivirá y más consecuencias negativas tendrá en el futuro. Si el niño siente que no puede contar con la otra persona el dolor que sentirá será el mismo que si le hubiese abandonado desde un principio.
Signos que observamos en el Síndrome de Alienación Parental
Para detectar un posible SAP hay que estar muy atento a todas las señales que nos hagan sospechar. Ambos padres deben de estar atentos, uno para evitar que pongan a su hijo en su contra y el otro para evitar causar daño y producir un deterioro significativo en el desarrollo del pequeño.
1. El niño hace reniega del otro miembro de la pareja. Es decir, no le hace gracia pasar tiempo con él o ella. Si los hijos son pequeños se niegan a estar con esa persona sin dar un motivo concreto. Si son mayores utilizarán excusas basadas en su comportamiento hacia otros ("se porta mal con mamá, los abuelitos...").
2. Comentarios fuera de lugar e impropios para su edad. Si preguntas a un niño con SAP el porqué opina "eso" sobre su madre o padre te responderá con respuestas que no han sido elaboradas por ellos si no que seguramente han oído decir. Es muy normal encontrarse a hijos que repiten como loros lo que han oído en conversaciones ajenas o lo que les cuenta el progenitor, sin embargo son ideas absurdas que la mayoría de las veces no tienen que ver con él o simplemente no ha presenciado. Otras veces es facilísimo darse cuenta porque el niño usa frases que no son propias de su edad y que ha oído en otros.
3. Muestra indiferencia a sus muestras de afecto. ¿Qué niño no corre a abrazar al ver a su madre o madre cuando les extiende los brazos? A los niños en proceso de tener un SAP no les hace gracia las muestras de cariño de esa persona. Vale, cada niño es diferente y no a todos les gusta mantener el mismo grado de intimidad con los adultos, sin embargo, es sospechoso cuando antes si se mostraban cariñosos con esa persona y de repente reniegan de sus muestras de afecto.
4. Negará que alguien ha influido en él. Tras una separación o divorcio, cuando el niño está bajo los efectos del SAP negará reiterativamente que otra persona haya podido influir en su forma de pensar (ya sea porque no son conscientes o porque no quieren dar la imagen de ingenuos o "tontos"), a este hecho se le llama el "fenómeno del pensador independiente". Insiste en que es su decisión y que nadie ha intervenido en él. Curiosamente, este fenómeno también se observa en personas que han sido captadas por sectas.
5. Defender hasta el extemo a uno de los padres elegidos, el alienador. Los hijos que sufren el SAP ni siquiera se van a cuestionar los actos del progenitor alienador, habrá un apoyo automático. De la misma manera los sentimientos de odio hacia el otro son definitivos, no se cuestionan que tal vez sean exagerados o inciertos.
6. Desinterés en ver al padre o madre alienado. Los niños que se hacen los remolones para ver a sus padres tras un divorcio o separación son sospechosos de estar bajo el SAP, sobre todo en los casos donde anteriormente había una buena relación.
Por último, recordad que el Síndrome de Alienación Parental conlleva múltiples consecuencias negativas para los niños y se considera una forma de abuso psicológico. Durante el transcurso de un SAP el niño va olvidando o modificando mucho de los recuerdos que tenía con el otro progenitor de manera que si desea recuperar la relación que ambos tenían anteriormente va a ser más complicado, o puede incluso ocurrir que ya no se estén presentes (cárcel, enfermedad, muerte...). Por tanto, quedará en el niño o adolescente un sentimiento de vacío, culpa y tristeza muy difícil de eliminar. En definitiva, un niño con SAP es más propenso a: depresiones, problemas de relación social con iguales, baja autoestima, soledad, irritabilidad, trastornos de conducta y un sinfín de problemas emocionales.