La sinequia de los labios menores, también conocida como sinequia vulvar es un cuadro que consiste en la unión de los labios menores de la vulva por un puente de piel, que impide que se visualicen correctamente tanto la uretra como el intraoito (orificio) vaginal. Se produce cuando los labios menores se adhieren y cicatrizan fusionados, creando esta membrana de piel.
Antiguamente se consideraba que la sinequia de los labios menores era una malformación congénita en los genitales externos, es decir, que era un defecto de nacimiento de la niña. Actualmente ha cambiado el paradigma, y los médicos consideran que se trata de una condición adquirida. No hay una única causa para esta condición, y se la relaciona con múltiples factores.
La causa principal de la que hablan los médicos es la deprivación estrogénica; es decir, que la niña posee un nivel especialmente bajo de estrógenos, un tipo de hormonas femeninas, antes de la pubertad. Además, existen factores externos, que derivan sobre todo con la irritación de los genitales externos y una higiene deficiente.
Problemas relacionados
En los casos en que se encuentre sinequia es muy posible que haya antecedentes de dermatitis del pañal (una infección provocada por un tipo de lavadura u hongo conocido como cándida que es muy frecuente entre los pequeños), que se haya producido vulvitis (inflamación de la vulva) o que la madre haya detectado que la niña deja un "goteo" después de orinar.
Los tipos van desde los más leves hasta los más extremos
Otra de las causas que pueden provocar la sinequia, relacionada con los factores de mala higiene e irritación, es la presencia de un tipo de parásito llamado oxiuro, que provoca comezón y puede llevar a las niñas a rascarse y provocar una inflamación. Esto, a su vez, provoca una fusión de los labios.
¿Qué frecuencia tiene y a qué edades se da?
La sinequia vulvar es extremadamente infrecuente entre las niñas recién nacidas, ya que la concentración de estrógenos en los bebés femeninos poco después del parto es muy alta. El problema, pues, se suele presentar entre los cuatro meses y los seis años, normalmente seguido de un periodo de inflamación en la zona genital.
Se trata de un cuadro relativamente frecuente entre las niñas muy jóvenes, que se da, en España, en uno de cada mil doscientos pacientes femeninos de entre uno y dieciocho meses. Otro estudio, realizado en hospitales españoles en el año 1992, elevó esta tasa hasta el cinco por ciento de las niñas sanas en esta franja de edad. Se calcula que es causa del diecinueve por ciento de las consultas de Ginecología Pediátrica.
A la mayor parte de las niñas con este problema los labios se les acaban despegando espontáneamente, sin recibir tratamiento, cuando en la adolescencia aumenta la producción de estrógenos. Sin embargo, no es recomendable aguantar tanto tiempo sin cura.
Tipos de sinequia y síntomas
La sinequia vulvar en niñas puede ser de dos tipos: total o parcial. Esta clasificación hace referencia al grado en el que se encuentran unidos los labios menores.
Cuando hablamos de sinequia total, el caso más extremo, el área genital de las niñas se encuentra totalmente cubierta por una superficie plana de piel. Ésta presenta una línea de color blanquecino en su parte central, pero no se distinguen las estructuras como la vagina, la uretra y el clítoris. A veces podemos ubicar un orificio milimétrico, situado exactamente bajo el clítoris, a través del cual sale la orina. En este caso extremo, la niña puede llegar a tener dificultades para orinar normalmente. La única ventaja de esta situación es que el problema es más fácil de detectar y se cura antes.
La ginecología rechaza actualmente la cirugía en la sinequia de los labios menores
El diagnóstico de la sinequia de los labios menores se complica también porque esta es generalmente asintomática: es decir, dejando aparte la unión de los labios, no tiene otras consecuencias visibles. Esto no quiere decir que debamos dejar de tratarla, ya que, como hemos visto, puede causar infecciones urinarias reiteradas y fiebre.
Tratamiento de la sinequia vulvar
El tratamiento de la sinequia vulvar, en casos no extremos, es relativamente sencillo y no es necesario pasar por una operación, pero requiere un control periódico de un experto en ginecología hasta que la niña de inicio a su desarrollo puberal (lo que implica revisiones hasta que lleguen a los ocho o nueve años de edad). Las curas consistirán en masajes suaves con los dedos lubricados, normalmente con vaselina, en la zona de unión de las membranas.
Por regla general, en el caso de las niñas que usen pañales, se lubricará el orificio vaginal tras cada muda, después de asearla. Cuando la niña controle sus esfínteres y deje los pañales, la cura se continuará realizando una o dos veces al día hasta su desarrollo puberal. La mayor parte de los pediatras insistirán en hacer controles periódicos entre dos y cuatro veces al año.
En los casos en los que la sinequia no se separe colocando vaselina, es probable que el médico opte por recetar la aplicación de una crema de estrógenos, seguramente estriol o estradiol. Ésta se debe colocar en el punto de unión de la membrana unas tres veces al día, hasta que se separe. Hay que tener cuidado con este tratamiento y las aplicaciones no deberían prolongarse más allá de los quince días, ya que estos estrógenos los absorve el cuerpo de la niña y pueden provocar, si se utilizan de forma reiterada, síntomas como la pigmentación de las aureolas o los genitales externos, un aumento del volumen mamario o, en niñas con un desarrollo muy avanzado, una pseudopubertad precoz.
La higiene es fundamental tanto para evitar el problema como para solucionarlo
Consejos para prevenir la sinequia de los labios menores
-Mantén una higiene correcta y cambia frecuentemente los pañales de tu niña.
-Los episodios de fiebre reiterada sin causa aparente podrían ser señal de sinequia.
-Si detectas que tu hija se rasca los genitales observa la zona, y, si ves rastros de unión de los labios, acude a consulta.
-Si ves una inflamación enrojecida, sangrante o prolongada más de tres días, acude inmediatamente al pediatra.