"Aborto espontáneo". No hay expresión que pueda darle más miedo a una mujer que esté buscando tener un bebé. Se define como aborto espontáneo a la pérdida involuntaria de un embarazo antes de las primeras 20 semanas de gestación.
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Se conocen tres tipos de aborto espontáneo: el aborto completo, el incompleto y el diferido. El aborto completo se caracteriza por se expulsa íntegramente el saco gestacional en el que se encontraba el feto. En el aborto incompleto, quedan restos de la concepción dentro del útero y normalmente es necesario realizar un legrado o tomar algún medicamente para eliminar lo que queda dentro del cuerpo. Un aborto diferido, por otra parte, es aquel aborto en el que el embrión a muerto pero sigue en el útero. En este caso, la mujer no tiene síntomas de aborto a pesar haber perdido el feto.
Saber identificar los síntomas de un aborto espontáneo es primordial para nuestra propia salud. El primer síntoma que suele tenerse es una hemorragia vaginal, pero cuidado, porque el sangrado no es un síntoma exclusivo del aborto, de hecho, 1 de cada 4 mujeres embarazadas pierden sangre al comienzo del embarazo sin suponer la pérdida del feto.
También se puede presentar dolor abdominal que generalmente aparece después de que se produce el sangrado. Este dolor varía mucho de una persona a otra : puede ser en forma de cólicos, persistente, suave o fuerte. También puede sentirse como un dolor situado en la parte baja de la espalda o quizás como una presión en la pelvis.
Es muy importante acudir al médico ante estos síntomas, ya que pueden también ser señal de un embarazo ectópico o molar. Ectópico quiere decir literalmente "fuera de lugar", y se considera que se está teniendo este tipo de embarazo cuando el óvulo fecundado se implanta fuera del útero. Esto se da en 1 de cada 50 embarazos, y lamentablemente, no hay forma de solucionarlo: hay que poner fin al embarazo, porque es potencialmente peligroso para la mujer.
Si piensas que estás teniendo un aborto espontáneo porque identificas estos síntomas, acude con urgencia a tu médico, que examinará si la sangre proviene del cuello del útero y si éste está cerrado. También te realizará análisis de sangre, para comprobar que el nivel de la hormona del embarazo (hCG) es correcto. Mediante una ecografía obstétrica (introduciendo una sonda en la vagina), comprobará si el feto todavía está implantado en el útero y si el corazón late con normalidad.
¿Qué hay después de un aborto?
Después de un aborto, sentirás leves dolores del tipo menstrual y tendrás hemorragias leves durante un par de semanas. Se recomienda usar compresas y no tampones para controlar el sangrado, y tomar ibuprofeno o paracetamol para los dolores. Hasta que la hemorragia pare, es importante no tener relaciones sexuales, nadar o darse duchas vaginales.
Si sangras intensamente (utilizando una compresa a la hora), tengas fiebre, malestar o flujo vaginal con olor desagradable, acude al médico con urgencia, puedes tener una infección.
Después de esta experiencia es normal que te atemorice el perder otro embarazo. Sin embargo, los médicos aseguran de que el tener un único embarazo espontáneo no es indicador de que al mujer no pueda concebir un hijo. Sin embargo, recomiendan esperar entre 6 y 8 semanas para comenzar a buscar de nuevo al niño, para que tus ciclos se normalicen.
Ante todo, es importante que tengas en cuenta que no ha sido tu culpa. La experiencia de un aborto es algo muy duro y hay que conseguir sobrellevarlo. Además, los altibajos hormonales provocarán cambios en tu humor y por lo general, es normal que te sientas triste o desanimada.
Si quieres quedarte embarazada de nuevo, tienes que estar completamente recuperada emocional y físicamente. Para ello, apóyate en tus familiares y amigos, y sobretodo en tu pareja, que también puede sentirse tan triste o impotente como tú. Buscar apoyo psicológico es una buena forma de ir con fuerza a por el próximo y no pagar tus frustraciones con tu pareja. También puede ayudarte mucho el hablar con otras madres o parejas que hayan vivido esta misma experiencia. Ellos más que nadie podrán comprenderte y darte consejos con los que podrás seguir adelante y recuperar la confianza y la seguridad suficiente para probar de nuevo.