La apendicitis no es más que la inflamación o hinchazón del apéndice, un órgano con forma de dedo y con tono rosado en su forma habitual sin inflamación, que se encuentra al final del intestino grueso o principio del colon, en la parte inferior derecha del abdomen y del que se desconoce función alguna en el cuerpo humano.
Esta enfermedad puede producirse en cualquier etapa de la vida, pero es más común en edades comprendidas entre los 7 y los 30 años y ocurriendo muy raramente en menores de 2 años. Es la primera causa de intervención quirúrgica abdominal en edad infantil, ya que el único modo de curarlo es a través de una pequeña operación, que con el paso de los años se ha vuelto cada vez más simple y sencilla.
El problema del diagnóstico de la apendicitis es que puede confundirse con otras enfermedades menos leves, ya que su sintomatología es muy semejantes a casos como la gastroenteritis sobre todo si existen síntomas como el vómito. Por ello, ante la menor sospecha lo mejor es acudir al médico, ya que el problema no es sólo la inflamación del apéndice, sino que el cuadro médico pueda complicarse hacia la peritonitis, donde la vida del paciente podría correr peligro.
Síntomas de apendicitis
Podemos identificar la apendicitis si se presentan los siguientes síntomas:
- Dolor abdominal. El primero de los síntomas y mas evidente es que al niño le dolerá mucho la tripa. El dolor comienza en la zona de alrededor del ombligo, para luego deslizarse hacia la zona inferior derecha del abdomen, donde se conoce la localización del apéndice. Puede ocurrir que estos dolores se irradien hacia la espalda o incluso hacia la pelvis y el inicio de la pierna, por lo que otro síntoma derivado de este es que el niño no podrá caminar bien e incluso irá encorvado.
- Mareos.
- Vómitos.
- Nauseas.
- Pérdida del apetito.
- Fiebre, sobre todo si la enfermedad comienza a avanzar sin que haya sido intervenido, ya que se puede producir una infección en toda la zona abdominal.
- Si el apéndice llegara a estallar, el dolor será mucho más continuo y agudo, pudiendo llegar a ser insoportable.
Estos síntomas pueden darse en otro orden, lo que podría llegar a confundir una enfermedad de este tipo con una simple gastroenteritis. Algo característico a la hora de intentar diferenciar ambas teniendo los mismos síntomas es que si se trata de una gastroenteritis, el niño estará inquieto y no parará de moverse; mientras que si se trata de una apendicitis, sucederá todo lo contrario, llorará pero siempre estará quieto, ya que el simple movimiento puede ocasionarle más dolor.
Causas de la apendicitis
No se conocen grandes causas concretas sobre por qué se produce la apendicitis ni hay ningún tipo de gen hereditario que lo muestre. Aunque sí es verdad que suele producirse más en hombres que en mujeres tampoco hay ningún estudio que muestre nada relacionado con la apendicitis y las hormonas del ser humano. La apendicitis sucede por la inflamación del apéndice, y lo que puede ocasionar esa hinchazón son dos cosas, relacionadas entre sí:
- Obstrucción de la luz que llega al apéndice, debido a la inflamación del mismo.
- Infección, ya que a través del intestino grueso pasa toda la masa fecal que se dirige por el colon hacia el ano. Las heces pueden salir del "camino marcado" y ocluir esta entrada al apéndice. También la infección puede deberse a algún cuerpo extraño que haya llegado al apéndice o algún parásito.
Tratamiento de la apendicitis
Ante cualquier síntoma parecido a algunos de los descritos con anterioridad, sobre ante un dolor severo en la parte inferior derecha del abdomen, la primera reacción es llevar al niño al médico. Allí se realizará un análisis de sangre y de orina para detectar el tipo de infección si la hubiera. A continuación se hace una palpación en la parte inferior, casi llegando a la pelvis. Esta palpación es la más conocida y trata de apretar con la yema de los dedos en la zona para luego soltar de repente. Si al soltar los dedos el dolor se hace mucho más agudo podría tratarse de apendicitis.
La apendicitis sólo se trata mediante cirugía
- Laparoscopia: es el método que más se está llevando a cabo en los últimos tiempos, ya que deja además de ser más rápido, deja unas secuelas físicas y cicatrices casi imperceptibles. Para este proceso se realizan unas pequeñas incisiones en la superficie de la piel por donde se introducen los instrumentos y una diminuta cámara, que seguirá en todo momento el procedimiento de la operación
- Laparotomía: este es el método conocido desde hace muchos años y consiste en una incisión de tamaño mucho mayor y en horizontal al apéndice en la zona baja derecha del abdomen. A través de esa incisión se extrae el apéndice de forma manual.
En aquellos casos en los que la apendicitis se encuentra en un estado más avanzado o incluso llegando al caso de la peritonitis, donde el apéndice se ha vuelto necroso, habrá que realizar una limpieza de la zona abdominal al completo, ya que si el apéndice estalla podría causar una infección en toda la cavidad. Incluso podrá ocurrir que la fecha de la operación se alargue, ya que determinadas de estas condiciones puede suponer un riesgo más grave para el paciente, por lo que se tratará con medicación la inflamación hasta que llegue a un momento en que ya se pueda intervenir.
Si el diagnóstico ha sido rápido y el procedimiento quirúrgico sencillo, el niño tendrá un leve reposo de unos días en los que estará en observación por si ha habido alguna complicación no prevista, y luego volverá a casa con total tranquilidad.