La mastitis se define como la inflamación de la glándula mamaria. Se produce por la obstrucción de los conductos de la leche. Otras denominaciones son: absceso subareolar, ectasia ductal, inflamación periductal o enfermedad de Zuska.
Puede estar causada por la afectación de distintas bacterias y múltiples causas generan esta patología. Una de las más comunes es su aparición durante la lactancia. Existen dos tipos: la inflamación durante el periodo de lactancia (mastitis puerperal) y la inflamación que se da fuera del puerperio (mastitis no puerperal). Generalmente, sólo se inflama uno de los pechos. A continuación se describen sus causas, síntomas y formas de tratamiento.
Por qué se produce la mastitis
La mastitis se produce por diferentes causas:
- Bacterias, la más común se denomina Staphylococcus aureu, aunque puede darse de forma mixta, por el efecto de varios tipos de bacterias. Aproximadamente, el 50% de los casos es de tipo bacteriana. Estas bacterias pueden afectar al cuerpo a través de grietas que se forman en el pezón.
- Mastitis puerperal: por producción en exceso de prolactina (hormona que estimula la producción de leche). Por eso es común su aparición cuando "destetamos" al bebé. La mastitis no bacteriana suele ser un aumento de la producción de secreción en el pecho. Si la secreción no puede fluir libremente, se acumula. El sistema de conductos de leche se ensancha y el líquido penetra en los tejidos colindantes. La secreción se interpreta como un "cuerpo extraño" para los tejidos conjuntivos, por lo que provoca una reacción inflamatoria. La mastitis puede ocurrir en cualquier fase de la lactancia, pero es mucho más común durante el primer mes, de diez a 28 días después del nacimiento del bebé.
- Por una alteración benigna del pecho (mastopatía)
- La tuberculosis o la actinomicosis pueden provocar mastitis en casos muy aislados
- Grietas o fisuras en el pezón causadas por una inadecuada colocación al seno o una incorrecta succión del bebé.
- Pasar largos períodos sin amamantar, saltarse una toma o acortar la sesión de lactancia.
- Cansancio, estrés, mala alimentación nos hace más vulnerables a las enfermedades.
-Compresión del seno debido al uso de un sujetador muy apretado o pezoneras o dormir boca abajo.
- Producción de leche muy abundante que no se ha adaptado todavía a las necesidades del bebé.
Cómo se diagnostica
El médico pregunta sobre sus síntomas y molestias, realiza una exploración táctil palpando el pecho y si es necesario se realizan pruebas médicas (mamografía y ecografía), para descartar otro tipo de patologías y diagnosticar con certeza la mastitis. Asimismo, si hay secreciones, el medico puede tomar una muestra para definir el patógeno y también, es posible que se realice un análisis de sangre para observar los niveles de prolactina.
La mastitis suele darse en mujeres menores de 30 años, aunque puede aparecer en mujeres más mayores. La de tipo no puerperal es poco frecuente.
Síntomas de mastitis
La sintomatología común de la mastitis incluye:
- Temblores
- Fiebre alta (superior a 38,5º)
- Malestar generalizado
- Debilidad
- Fatiga
- Una zona del pecho está más dura, redondeada, caliente y roja
- Astenia y decaimiento
- Dolor en el pecho en general y en los pezones
- Sensación de tirantez
- Sobrecalentamiento de la mama
- Inflamación
- Abscesos
Tratamiento
En primer lugar, se aplica frío al pecho mediante hielo, paños fríos, etc., se debe masajear la zona para calmar el dolor (con aceites si resultara más cómodo) y se aconseja utilizar un sujetador que no oprima el peño. Detectada la causa, el tratamiento irá dirigido a la misma y se recetarán medicamentos para evitar el exceso de prolactina y amamantar al bebé con mayor frecuencia para evitar la acumulación de leche. La succión del bebé es la mejor forma de drenaje que existe.
Si la causa es otra o si se considera necesario, el médico recetará bien antibióticos y antiinflamatorios. En este sentido, es imprescindible continuar el tratamiento médico hasta el final, ya que suspenderlo aumentaría el riesgo de reaparición de la mastitis.
En un pequeño porcentaje de casos de mastitis, el tejido mamario reacciona tratando de aislar a las bacterias que causan la mastitis en una cápsula de tejido conjuntivo, lo que conduce a la formación de abscesos. La mayoría de la formación de los abscesos tratamiento tardío o inadecuado, a las características de la cepa bacteriana implicada o a la respuesta de la propia glándula mamaria. Si se forman abscesos, con pus, el médico deberá abrir y extraer el pus. En algunos casos, el absceso es pequeño y el propio cuerpo elimina el pus sin necesidad de cirugía.
Resulta esencial averiguar tanto la causa como el alcance de la mastitis para ofrecer a la mujer un tratamiento adecuado. Si el diagnóstico se realiza pronto, con el tratamiento adecuado la mejoría debería ser patente en 48 horas. El diagnóstico precoz es muy importante de cara a evitar complicaciones (abscesos e infección mayor).
Otros tratamientos poco usuales para casos más complejos incluyen el uso de progestinas o progesterona, antidiuréticos, extracto de Vitex agnus castus y Danazol.
Prevención de la mastitis
No existe una medida efectiva para evitar la mastitis fuera de la lactancia. Durante la misma, es importante descansar y alimentarse bien. El estrés nos hace más vulnerable ante las infecciones. También es importante extraer la leche, bien amamantando o bien con un extractor de leche (sacaleches), evitando que ésta se acumule en exceso. También, es importante colocar bien al bebé en el pecho, es decir, debe estar bien colocado frente a su madre, sin tener que girar la cabeza para prenderse al pecho, y debe abrir bien la boca.
Amamantar durante la mastitis
No es necesario que dejes de dar el pecho al bebé si tienes mastitis. Es muy posible que sientas un fuerte dolor pero de esta manera la leche sigue fluyendo y no bloquea los conductos. Una recomendación es aplicar calor en el pezón para estimular la salida de la leche. Y, si el bebé no agotara la leche, es importante extraerla con el sacaleches. La mastitis no le hará ningún daño a tu bebé, aunque puede reducir la cantidad de leche producida en el pecho afectado.