Cuando una pareja se convierten en padres por primera vez, estarán empezando a recorrer el camino de la maternidad y paternidad, empezarán a entender todo lo que conlleva ser padres y cómo un bebé empieza a evolucionar poco a poco. Es una etapa difícil, preciosa y que pasa muy rápido... hasta que llegan los dos años. Pero, ¿son tan terribles como dicen?
Cuando llegan los "terribles" dos años, los niños empiezan a mostrar su propio carácter y empezarán las temidas rabietas, algo que quizá coja desprevenidos a los padres. Pero estas rabietas no son ni mucho menos una muestra de guerra en el hogar, más bien todo lo contrario... es el momento de empezar a conocer a los niños, es la oportunidad de saber cómo son realmente.
Por qué aparecen las rabietas
Las rabietas en los niños con dos años aparecen por varias razones, pero existe una muy clara: tu hijo quiere expresarte sus deseos o sus negativas pero no tiene el lenguaje suficiente para poder expresar sus sentimientos. A los dos años los niños y niñas han dado un gran salto en su desarrollo y son capaces de empezar a entender el mundo que les rodea pero siendo ellos el centro del mundo, son ellos los protagonistas y es que el egocentrismo está en su pleno apogeo en esta edad.
En la mente de los padres las rabietas en los terribles dos años nunca están justificadas y pensamos que son una explosión emocional que no viene a cuento, pero sí que viene lo que pasa que a los padres les cuesta entender por qué ocurre. Con un poco de empatía, comprensión e información todo será más fácil.
En la mente de los niños de dos (o tres) años una rabieta está del todo justificada. Al tener un gran desarrollo del cerebro querrán tener una mayor independencia y empiezan a destacar sus preferencias personales (que se deben respetar para que se puedan sentir valorados). Pero los niños a esta edad aunque empiezan a entender lo que ocurre en el entorno, tienen una comprensión limitada de lo que está ocurriendo a su alrededor, se sienten desafiados y confundidos por las emociones que sienten y por la falta de comprensión que tienen por parte de sus padres.
Qué sientes cuando aparece una rabieta
En la mayoría de supermercados del mundo puedes encontrar a madres comprando con sus niños pequeños, y muy probablemente aparezca un niño con una rabieta gritando con toda la fuerza que le permiten sus pulmones. Quizá el motivo de la rabieta sea una piruleta y parezca toda una catástrofe.
Si esto te ha pasado alguna vez, es probable que hayas sentido una mezcla entre frustración, vergüenza y rabia hacia lo que está sucediendo, ¡y en público! Puede que te sientas frustrada por no conseguir que tu hijo se calme, avergonzada porque sabes que todo el mundo te mira y rabia porque te sientes juzgada y sólo quieres comprar con tranquilidad para volver a casa. Aunque las rabietas pueden ser difíciles de tratar, con comprensión y cariño se pueden conseguir buenos resultados, aunque sea después de que haya pasado la tormenta.
El control de las rabietas
Cuando tu hijo tiene una rabieta no debes pensar que "está teniendo una rabieta" o que va a ser complicado de sobrellevarlo, lo mejor que puedes hacer para que la situación se calme y tu hijo pueda reconducir su malestar es intentar entender por qué tu hijo está de esa manera y buscar alternativas adecuadas para que el niño se sienta escuchado pero que tampoco se salga con la suya en el caso de que no deba ser así. Las diferentes alternativas son una buena opción porque así el niño se siente capaz de elegir y se sentirá más satisfecho.
Piensa que quizá tu hijo se sienta molesto o incómodo por algo, busca qué ocurre e intentad encontrar las soluciones. Asimismo, es necesario que mientras los niños están en una rabieta, sus niveles emocionales están disparados y sólo quieren descargar esa rabia interna, por lo que deberás estar a su lado en todo momento. Abrázale en mitad de la rabieta y encontrarás una gran diferencia que si le dejas solo con su rabia... conseguirás que se sienta arropado, necesita sentir tu vínculo emocional.
Tienes que ver la rabieta desde la perspectiva de tu hijo, puede que se comporte con rabietas porque está cansado y necesita descansar, o quizá tenga hambre. Recuerda que tu hijo no está teniendo la rabieta para molestarte o enfadarte, sólo quiere comunicarse contigo algo que no sabe hacer de otro modo.
Razones por las que no odiar las rabietas
Si quieres disfrutar esta etapa, además de comprender todo lo bueno que tienen las rabietas y de comprender y guiar a tu hijo cuando tenga la intención de comunicarse contigo, también deberás saber algunas razones por las que es mejor que ames esta etapa en lugar de querer pasarla tan rápido, ¡así podrás disfrutar esta increíble etapa en la que tienes la oportunidad de conocer mejor a tu hijo y saber cómo es! Como padres os daréis cuenta que los dos años no tienen nada de terribles.
1. Te muestra su parte líder.
Aunque te pueda agotar tu hijo/a te está mostrando que tiene un líder natural dentro de sí mismo. Es capaz de tener claro lo que quiere y lo que no quiere.
2. Tiene su forma de ver la vida.
Tu hijo te muestra que con dos años que tiene su propia perspectiva de las cosas y que su creatividad no tiene límites. Pone pasión por lo que hace y disfruta pasándolo bien.
3. Tiene un espíritu aventurero.
Necesitan tu supervisión constante porque no tienen miedo a nada y quieren explorar el mundo y descubrir cosas nuevas... aunque implique escalar peligrosas escaleras. Es necesario que le enseñes límites y que le supervises, pero ese espíritu aventurero... ¡lo deberíamos recordar los adultos de vez en cuando!
4. Siempre estará dispuesto a ayudarte.
Aunque estén en la etapa de querer hacerlo todo por ellos mismos (y seguramente acabar con todo el zumo en la camiseta) esa actitud obstinada puede ser una buena idea. Puedes potenciar ese espíritu para poder crear un estupendo ayudante en casa, te podrá ayudar a tirar los pañales sucios, a guardar sus juguetes e incluso a dar de comer al perro, ¡y él estará encantado de sentir su autonomía y tu confianza en él!
¿Se te ocurren más cosas por las que disfrutar de los maravillosos (y nada terribles) dos años?