Cada día son muchos los niños e incluso adultos que son testigos del acoso escolar o el bullying. Para los jóvenes es algo preocupante pero pocos de ellos ponen remedio. De hecho, muchos niños que ven acoso escolar en la escuela a menudo se sienten asustados, ansiosos e indefensos. El acoso escolar constante no solo afecta el clima y el aprendizaje escolar, sino que también puede tener un efecto en la salud y el bienestar de una persona.
Sin embargo, son pocos los niños que intentan luchar contra el acoso escolar cuando son testigos de ello. No solo no logran hacer frente al acosador, sino que nunca informan lo que ven a un adulto. Si bien muchos de los niños simplemente no saben qué hacer, hay una variedad de otras razones que contribuyen a su silencio. Es necesario entender este silencio para poner remedio.
Por qué los testigos se callan
Miedo a las represalias
El miedo es el primer factor de su silencio. Tienen miedo a las represalias. Temen que si cuentan lo que han visto, el agresor les atacará a ellos también. Suelen agradecer que no han sido ellos la víctima.
Presión de grupo
Puede que experimenten presión de grupo para guardar silencio. Por ser aceptados en el grupo es posible que guarden silencio, porque piensan que de otro modo, les excluirán. Así que, en lugar de defender a la víctima, sucumben a la presión de sus compañeros y guardan silencio sobre el problema.
Incertidumbre
Muchas veces, los espectadores verán un incidente de acoso y saben que está mal, pero no tienen idea de qué hacer. Por esta razón, es extremadamente importante que los padres, entrenadores y maestros tomen medidas para capacitar a los testigos a tomar medidas. La mayoría de las veces, el acoso ocurre frente a otras personas. Si se les indica a los testigos qué hacer cuando presencian el acoso escolar, será más probable que intervengan y ayuden a alguien.
Por si les llaman chivatos
Cuando se trata de acoso, a menudo hay una regla tácita sobre el secreto, especialmente entre los niños que tienen entre 11 y 14 años de edad. Nadie quiere ser llamado chivato o rata, por lo que prefieren callar. Para lidiar con esta mentalidad, los maestros, entrenadores y padres necesitan educar a los niños sobre la diferencia entre informar algo y ser un chivato. Defender a alguien que está siendo víctima debe ser promocionado como un acto valiente.
¿Y si los adultos no hacen nada?
También hay quienes creen que aunque lo cuenten a los adultos no harán nada. Desafortunadamente, muchos niños han denunciado el acoso escolar solo para descubrir que el adulto al que informaron lo ignoró o no tomó medidas. A pesar de todo el progreso en la prevención del acoso escolar, todavía hay muchos adultos que prefieren ignorar una situación de acoso escolar que enfrentarla.
Además, hay algunas escuelas que alientan a los niños a solucionar las situaciones por su cuenta. Esto deja a los niños sintiéndose apáticos sobre el acoso escolar e indefensos. Se quedan con una actitud de "no servirá de nada de todos modos". Por esta razón, las escuelas necesitan políticas de prevención de la intimidación que requieren que los maestros y entrenadores actúen.
Creen que no es de su incumbencia
Es necesario tener la mentalidad de que el bullying o acoso escolar es cosa de todos. A muchos niños se les ha enseñado a mantenerse fuera de situaciones que no los conciernen. Si bien este es un consejo sólido para un conflicto normal, no es un buen consejo para situaciones de acoso escolar. Cuando se produce la intimidación, existe un desequilibrio de poder y la víctima necesita ayuda y apoyo de los demás. Simplemente no pueden manejar una situación de acoso por su cuenta. Por esta razón, es importante que los padres, maestros y entrenadores les informen a los niños que si alguien está siendo acosado, t ienen la responsabilidad de informarlo a un adulto.
Cree que la víctima se lo merece
A veces, los niños emiten juicios sobre las víctimas cuando son testigos de la intimidación. Por ejemplo, pueden sentir que la víctima alentó la intimidación "molestando" o "siendo arrogante". Pero los niños necesitan aprender que todos merecen ser tratados con respeto. Y nadie merece ser acosado. Hasta que esta mentalidad cambie, los niños continuarán guardando silencio cuando otros son intimidados.