Si tu hijo tiene problemas de comportamiento es probable que hayas probado de todo mientras perdías los nervios para que tuviera una conducta correcta. ¿Has probado el tiempo de espera? Esta estrategia educativa para niños es muy efectiva puesto que le permite a los niños reflexionar sobre su comportamiento (con tu ayuda) y encontrar la calma para detener automáticamente el estado iracundo.
Son muchos los padres que conocen esta técnica pero que no la utilizan correctamente. Los errores en la utilización del tiempo de espera hará que los niños no comprendan qué hicieron mal y sobre todo, que no sepan qué deben hacer para mejorar su conducta. En este sentido, si se utiliza mal esta estrategia, no se mejora el mal comportamiento de los niños.
Por qué el tiempo de espera es tan eficaz
Cuando el tiempo de espera se utiliza correctamente, se elimina el refuerzo positivo y también el negativo, dándole al pequeño unos minutos de calma saliendo del contexto que le ha provocado el estado iracundo.
El objetivo del tiempo de espera, es que los niños aprendan con la guía del adulto de pasar de un estado incómodo emocional y evitar tomar una mala decisión que les meta en problemas. El tiempo en espera (o tiempo fuera) es una habilidad que los niños pueden utilizar a lo largo de sus vidas. Incluso un adulto, debe aprender a alejarse de una situación cuando le hace sentir mal.
Identificar los comportamientos para utilizar el tiempo de espera
Es importante determinar los comportamientos que puedes utilizar en el tiempo de espera. Puede ser especialmente efectivo cuando desafían la autoridad, cuando agreden o cuando entran en estado iracundo. Algunos comportamientos pueden requerir una advertencia antes de conceder el tiempo de espera. En este sentido le puedes decir algo como: 'Si sigues molestando a tu hermana, entonces tendrás que tener un tiempo de espera para calmarte'.
Solo tendrás que darle una advertencia y sigue con su mal comportamiento tendrá que cumplir con el tiempo de espera. Si le das muchas advertencias tus palabras perderán valor para tu hijo y el tiempo de espera es menos efectivo. En cambio, si cumples con la consecuencia después de una sola advertencia tu hijo aprenderá a cumplir la normal rápidamente en futuras ocasiones.
Otros comportamientos como pegar o tener una actitud violenta requerirá de una consecuencia inmediata de tiempo de espera sin advertencias, porque ese comportamiento de violencia es inadmisible.
Es necesario que tengas una conversación con tus hijos para que sepan qué tipo de comportamientos (normas y límites del hogar) tendrán consecuencias inmediatas porque no son tolerables.
Establece un área de tiempo de espera efectiva
En casa tendrás que escoger un área de descanso donde no hayan distracciones y que el niño/a tenga la oportunidad de calmarse siempre que lo necesite. Para que los niños pequeños se estén quietos, una habitación para un tiempo de espera es un buen lugar. Solo tendrás que asegurarte que esa habituación o lugar sea gratificante que no lo vea como un castigo, si no que lo vea como una oportunidad para calmarse y encontrar soluciones a lo que le está ocurriendo y a esos sentimientos incómodos.
Si por ejemplo envías a tu hijo a su habitación donde puede jugar con juguetes, no será una consecuencia efectiva. Es mejor utilizar otro lugar que sea libre de peligros como el pasillo o tu propio dormitorio.
Cuando los niños son más mayores puede ser un lugar más pequeño, e incluso, una sola silla, un escalón de la escalera, etc. El área del tiempo de espera debe ser tranquilo y sin distracciones. No hables con tu hijo en unos minutos para que se calme, no le permitas que juegue a nada ni se distraiga. Pasado unos minutos tendrás que ayudarle a reflexionar sobre sus emociones separando las emociones del comportamiento pero recordando que aunque las emociones son aceptables, el mal comportamiento no lo es.
¿Cuánto debe durar?
La duración del tiempo de espera dependerá de la edad de tu hijo. Una buena regla es colocar a tu hijo en el tiempo de espera un minuto por año de edad que tenga. Por ejemplo, un niño de cuatro años requiere un tiempo de espera de cuatro minutos, mientras que un niño de siete años requiere un tiempo de espera de siete minutos.
No comiences el tiempo de espera hasta que tu hijo esté tranquilo. Si tu hijo grita, llora, patalea... tendrás que ignorar este comportamiento para no reforzarlo, siempre estando atento/a para evitar que se lastime. Una vez que tu hijo esté tranquilo, entonces tendrás que comenzar el tiempo de espera y después, reflexionar con él sobre lo sucedido y sus emociones.
¿Qué pasa si se resiste al tiempo de espera?
Es posible y bastante normal que un niño se resista y no quiera ir al tiempo de espera, al menos al principio, hasta que se da cuenta que realmente es bueno para él y que le ayuda no solo a reconducir sus emociones, si no también a encontrar una solución a su malestar interno. A veces se niegan a ir al área de tiempo de espera y otras veces se niegan a permanecer en el tiempo de espera.
Planifica con anticipación cómo manejar la resistencia. Si tu hijo no está dispuesto a completar el tiempo de espera, advierte que si no lo hace tendrá otra consecuencia adicional. Por ejemplo, puedes decirle algo como: 'Si no te quedas en el tiempo de espera, perderás la tablet durante 24 horas'. Luego si tu hijo no cumple el tiempo de espera, olvídate del tiempo de espera en ese momento y cumple con las consecuencias negativas ocasionadas por este comportamiento de resistencia.
Con consistencia en esta estrategia educativa, los niños normalmente aprenden a cumplir con el tiempo de espera para evitar perder los privilegios por un tiempo tan prologando de tiempo. Además, se darán cuenta de que es mejor para ellos cumplir con esta normal.
Ponlo en práctica
Aunque el tiempo de espera es una consecuencia efectiva es necesario que la pongas en práctica para hacerla correctamente. Recuerda que si no la haces correctamente no será tan efectiva. Es posible que debas intentar esta práctica algunas veces para determinar qué área o lugar de tiempo de espera es mejor para tu hijo y cómo puedes responder mejor a la resistencia de tu hijo teniendo en cuenta su idiosincrasia.