El cuidado del bebé es la mayor preocupación de los padres pero, muchas veces, se presta poca atención a los pies; algo que se repite a lo largo de la vida de una persona y provoca que alrededor del 75% de los adultos sufran algún patología podológica.
Durante el primer año de vida, las extremidades de un bebé son diferentes a la de una persona mayor en su forma, más estrecha en el talón y ancha en la parte delantera, y en la flexibilidad, los huesos del pie de un recién nacido no están desarrollados y gozan de una mayor elasticidad. Por ello, hay que poner especial atención a la calidad del calzado, que sea de materiales que permitan que los pies se aireen a la vez que están abrigados, y a su comodidad, que protejan y no deformen los pies. Cada etapa de crecimiento demanda un tipo de zapato distinto y mientras no empiecen a caminar tienen que llevar un patuco o zapato sin suela.
Qué talla de zapato es la adecuada para un bebé
Para un recién nacido, el calzado más pequeño es una talla 16 y puede alcanzar hasta la 19 o la 20. Los cambios de talla se suelen producir cada trimestre, aunque hay que tener en cuenta la constitución de cada bebé y su sexo, porque el pie de un niño suele ser de mayor tamaño que el de una niña.
Para saber si la talla del patuco es adecuada introduciremos un dedo en el talón del recién nacido y el del zapato sin abrochar, teniendo en cuenta que, como no anda, lo importante es que no sea muy ajustado.
Qué función cumplen los zapatos para un recién nacido
Los zapatos sin suela tienen un uso estético y de abrigo, aunque no por ello debemos prestarle una menor atención. El calzado tiene que evitar que los pies del bebé se enfríen y, a la vez, combinar con su ropa pero respetando unas características que permitan una correcta movilidad y un buen desarrollo de los pies.
Características de los zapatos para un bebé
La más importante es la flexibilidad de la suela, por ello conviene fijarse en varios aspectos. En primer lugar, en la calidad de los materiales, ya que el calzado tiene que ser blando y suave al tacto para que pueda mover el pie y los dedos con facilidad y que no le haga daño. Sobre todo en verano que pueden llevarlo sin calcetines.
En segundo lugar, a la sujeción del pie. Aún es muy pronto para dar los primeros pasos pero pueden perder los zapatos si estos no se ajustan al pie. El cierre debe ser de hebilla, botón o velcro.
Por último pero no menos importante, la transpiración. Los zapatos tienen que ayudar a que el pie "respire" y limitar, en lo posible, la sudoración. En pleno verano, algunos padres optan por llevar a sus hijos descalzos para combatir el calor.
Aspectos a evitar a la hora de elegir el calzado
Por una parte, los materiales rígidos que impidan la movilidad del pie del bebé. Además, se desaconsejan los materiales sintéticos, que favorecen la sudoración, y conviene fijarse en los tintes y en los botones o adornos que pueda llevar el calzado, ya que el recién nacido se puede llevar a la boca el calzado.
La elección de los zapatos es vital para los pies de un bebé.
Por tanto y debido a que un recién nacido se encuentra en una fase de desarrollo muy delicada, tenemos que fijarnos cuidadosamente en los materiales de fabricación del calzado y el ajuste del mismo. La salud de sus pies lo agradecerá a corto y a largo plazo.