La prueba de triple screening es, tal y como refleja el término inglés, una prueba cribado durante el embarazo. Este tipo de pruebas se llevan a cabo con el fin de detectar determinadas enfermedades o síndromes, generalmente en población con riesgo de padecerlas, aunque también pueden efectuarse en población general.
En este caso, la prueba de triple screening no es una prueba diagnóstica, y esto es algo que conviene tener bien presente. Simplemente permite detectar un nivel de probabilidad de padecer alguna enfermedad durante el embarazo, antes del nacimiento del bebé. Por tanto, pueden darse tanto falsos positivos como falsos negativos.
Pero, ¿en qué consiste y qué enfermedades busca detectar esta prueba?
La prueba de triple screening
En primer lugar y como ventaja importante, cabe señalar que no es una prueba invasiva. Se requiere tan sólo de una análisis de sangre de la madre y una ecografía del feto, por lo que no supone ningún riesgo para ninguno de los dos.
Puede efectuarse en diferentes momentos del embarazo:
Por un lado, la prueba de triple screening puede llevarse a cabo durante el primer trimestre de embarazo, entre la semana 10 y la semana 13 aproximadamente de gestación. Este es el momento más frecuente para hacerla y en el que la eficacia es más alta, con una sensibilidad de entre el 86 y 90% de acierto. En este caso, se obtienen y combinan tres marcadores, la PAPP-A y la beta-HCG libre en la sangre de la madre y la TN o traslucencia nucal del feto que se mide a través de la ecografía. Si el triple screening se efectúa más tarde, entre las semanas 15 y 18 del segundo trimestre, los marcadores a combinar son otros: la AFP, la HCG y el estriol libre.
Para cada aspecto que valora el triple screening existen una serie de parámetros de normalidad. Si se sitúa fuera de ellos, se concluye que existe un riesgo elevado de presencia de esas enfermedades.
¿Qué tipo de enfermedad busca detectar el triple screening?
Las principales enfermedades que busca detectar esta prueba son síndromes genéticos.
El más frecuente y conocido es el Síndrome de Down o Trisomía del par 21. La característica principal de este síndrome es la discapacidad intelectual, de grado muy variable, así como una serie de características físicas propias del síndrome, que lo hace visible y reconocible a simple vista tras el nacimiento.
Otra enfermedad o síndrome genético que el triple screening criba es el Síndrome de Edwars. En este caso, la Trisomía se da en el par 18 y la tasa de mortalidad es alta en edad temprana. Los niños que sobreviven presentan importantes limitaciones tanto a nivel cognitivo como psicomotor, además de importantes malformaciones físicas.
El Síndrome de Patau o Trisomía del par 13 también puede ser detectado por el triple screening. Es poco frecuente y la tasa de mortalidad es aún más alta. De hecho, ya es infrecuente que nazcan niños vivos con este síndrome ya que las malformaciones suelen ser importantes.
¿Qué hacer en base a los resultados del triple screening?
Esta prueba puede realizarla cualquier mujer embarazada, aunque es más frecuente que sean las mujeres de más edad las que se sometan a ella, ya que la prevalencia de este tipo de síndromes aumenta con la edad de los padres.
De todas formas, como decíamos al inicio, la prueba no es ni diagnóstica ni concluyente. Lo más recomendable en todo caso sería realizar una amniocentesis que pueda determinar la presencia o no de estos síndromes. Ya que la amniocentesis es una prueba invasiva y que conlleva por tanto ciertos riesgos, muchos justifican así la utilización de la prueba del triple screening como cribado previo.