Las últimas cifras que se están conociendo sobre el sarampión en la Unión Europea son, por desgracia, muy alarmantes. Y es que si bien habíamos casi conseguido erradicar esta enfermedad infecciosa gracias a las vacunas, este mismo año los casos de sarampión se han triplicado. De 3.805 casos en toda la Unión Europea que hubo el año pasado, solo durante los primeros nueve meses del 2017 hubo más de 10.000 infecciones.
El hecho de que se haya triplicado esta enfermedad, para la que existen vacunas, es extremadamente preocupante. Porque es una enfermedad que prácticamente podríamos hacer desaparecer poniendo los medios necesarios, pero no lo hemos conseguido.
El sarampión, en sí mismo, no es una enfermedad excesivamente peligrosa. Es causada por un virus, y suele provocar fiebre, tos, moqueo nasal, conjuntivitis, sensación generalizada de mareo y unas pequeñas manchas dentro de la boca. Lo peor de esto es que a veces sí que puede provocar problemas serios (en muy pocos casos, pero estos existen) y que no hay un tratamiento para paliar el sarampión. Pero al vacunar a los niños, es muy posible prevenirlo.
Vacunar es la única alternativa
Según el Centro Europeo para la Prevención de las Enfermedades, estamos ante una situación que puede llegar a ser complicada. Porque entre enero y septiembre ha habido un total de treinta muertes, mientras que el año pasado hubo tan solo doce. El doble de muertes, cuando hay unas vacunas que podrían evitarlas absolutamente todas, simplemente concienciando a la población. El sarampión podría llevar años erradicado, pero aún hay quien cree que las vacunas tienen efectos secundarios perjudiciales, y prefiere dejarse llevar por las noticias sensacionalistas que hacer caso a la ciencia.
Según la Organización Mundial de la Salud, los países que han tenido picos de sarampión han sido Rumanía e Italia, y todo esto es por no vacunar. Sobre todo Rumanía, que ya ha sufrido más de dos tercios de las muertes totales por sarampión que han tenido lugar en nuestro continente. Esto tiene bastante que ver con el hecho de que la tasa de inmunización haya bajado, tanto en este país como en la Unión Europea.
Al vacunar a nuestros hijos, garantizamos el proteger a toda la población en general. Y es que habiendo tan solo un 95% de inmunización es posible proteger a toda la sociedad, pese a que haya un 5% que no sea inmune. Pero en estos últimos años, la tasa de inmunización en Europa ha bajado un dos por ciento, y ya nos encontramos al 93%.
Los principales países afectados han comenzado a tomar medidas para que vacunar sea algo obligatorio, puesto que saben qué es lo que está en juego. El problema de todo esto son las personas que se consideran "anti-vacunas", puesto que son las que están dejando de vacunar a sus hijos y, por tanto, poniéndonos a absolutamente todos en riesgo de contraer este tipo de enfermedades.
El problema: la desinformación
Vacunar no trae consigo consecuencias irreparables, tóxicas o negativas; las vacunas no tienen efectos secundarios, por regla general, que acaben con la salud de los niños. Todos estos mitos y tabúes pseudo-científicos son los que están provocando que la gente deje de vacunar a sus hijos y, como consecuencia, las enfermedades como el sarampión empeoren.
Inglaterra ya ha advertido a todos aquellos que no se hayan vacunado y que quieran viajar a Rumanía o a Italia de las consecuencias que eso puede conllevar en su salud. Ser escépticos con todo el tema de las vacunas no nos está trayendo más que consecuencias negativas; y pese a que ya nos lo están avisando los expertos, aún hay quien mantiene que las vacunas provocan autismo (algo que ya se ha demostrado que es imposible). Ante la desinformación, la única alternativa es tratar de hacer ver a los ciudadanos que las vacunas les protegen.