En un aula suele haber más de 25 niños, y no solo aprenden a sumar, restar, leer o escribir... también aprenden valores y convivencia. Los maestros de los niños se las ingenian para que los niños además de aprender también adquieran buenos valores. Mantienen el orden, controlan los problemas de conducta y promueven el aprendizaje, mientras que de alguna manera encuentran tiempo para prestar atención individual a cada niño.
No es mala idea tener en cuenta algunos trucos de disciplina que se utilizan en clase para utilizar en casa y que los niños mejoren su comportamiento en casa. A continuación vas a encontrar algunas de estas estrategias para que escojas la que va mejor contigo y con tus hijos.
1-Las reglas de casa: ¡escritas y donde se vean bien!
Los maestros de la escuela suelen tener las reglas de la clase escritas en grandes carteles para que todos los niños las vean desde cualquier lugar del aula. En casa puedes hacer lo mismo, escribid las normas del hogar y ponlo en un lugar donde todos las lean diariamente, como por ejemplo, en el salón.
Simplifica las reglas, escoge no más de seis reglas, siempre las más importantes. Si la lista es demasiado larga, tus hijos se olvidarán de lo que pone muy rápido. También es importante redactar las reglas en positivo. En lugar de decir: 'No coger las cosas de los demás sin permiso', es mejor decir cosas como: 'Pedir permiso antes de coger las cosas de los demás'.
2-Explica las expectativas antes de tiempo
Los maestros explican sus expectativas antes de que los niños se encuentren con situaciones nuevas. Por ejemplo, puede decir cosas como: 'Esta tarde vendrá un maestro sustituto y tendréis que seguir las reglas igualmente con él'. Tus hijos no sabrán cómo comportarse en situaciones nuevas a menos que les expliques qué es lo que deben saber.
Es necesario que antes de experimentar situaciones nuevas (como ir al cine, acudir a un partido de fútbol, acudir a una obra de teatro, etc.) les expliques a tus hijos qué es lo que esperarán y cómo se deben comportar (por ejemplo, en el cine no se puede hablar, ni molestar ni levantarse del asiento).
3-Crear una estructura y consistente
Pregunta a tu hijo cosas como: '¿Qué sucede después del almuerzo en clase?' Es posible que te conteste que después del almuerzo tienen el recreo, después matemáticas y luego Lengua. Por ejemplo. Los maestros mantienen un horario constante porque esto ayuda a los niños a estructurarse el día y a controlar mejor su comportamiento y emociones. En casa puede ser exactamente igual.
Crea una estructura en el hogar dándole a tu hijo un horario regular. Reserva tiempo para la tarea, las tareas domésticas, la cena y el baño. Aunque es posible que no puedas mantener la rutina tan consistente como lo hace el maestro, crear una estructura le ayudará a tu hijo a manejar mejor su comportamiento.
4-No grites cuando tengas que llamar su atención
Cuando en el aula hay mucho ruido, si el maestro grita los niños pensarán que es una forma adecuada de comunicarse y acabarán gritando ellos también. Cuanto más ruido hay en clase, el maestro no grita... susurra.
Gritar solo aumenta el ruido y el caos y la voz del maestro se mezcla entre todo el desorden ambiental. Pero cuando un maestro susurra, los estudiantes dejan de hablar para que puedan escuchar lo que ella dice. Si tus hijos se pelean en la cena o si discuten sobre quién es el primero, baja la voz. Es posible que descubras que es mucho más efectivo para captar la atención.
5-Claves no verbales
¿Recuerdas cuando tu maestro solía apagar las luces para llamar la atención de todos? El cambio repentino en la luz fue una forma rápida para que el maestro hiciera que todos dejaran de hablar sin decir una palabra.
Busca oportunidades para usar señales no verbales para abordar problemas de conducta en casa. Si tus hijos están discutiendo en el asiento trasero del coche, baja la radio. O bien, intenta apagar la luz en su habitación (o bajar la persiana) cuando estén teniendo un comportamiento demasiado negativo y así frenarlo rápidamente sin necesidad de gritos ni malos modos.
6-Resolver los problemas juntos
Los mejores maestros invitan a los niños al proceso de resolución de problemas. En lugar de asumir que saben cuál es el problema, les piden a los niños información sobre cómo resolver la situación.
Los niños generalmente están dispuestos a hacer su parte cuando pueden ser parte de la solución. Cuando notes un patrón específico de mala conducta, o momentos en los que parece que tu hijo tiene problemas, indícaselo. Luego, habla con tu hijo para buscar soluciones útiles.
7-Usa recompensas
Cuando algunos niños tienen problemas de comportamiento en el aula, los maestros suelen utilizar un sistema de recompensas para manejar este problema. Los maestros pueden documentar el comportamiento de un niño durante varios días para conseguir propósitos, pudiendo utilizar por ejemplo una tabla de puntos o de pegatinas.
Si el niño tiene un buen comportamiento podrá tener un privilegio como elegir un premio de un cofre o tener una pegatina de buen comportamiento. Incluso puede tener algunos minutos extra de tiempo de juego. En ocasiones, los maestros usan estos incentivos con toda la clase, si toda la clase se porta bien, pueden tener 10 minutos para jugar al final del día, por ejemplo. Una pequeña competencia saludable puede alentar a los estudiantes a ayudarse unos a otros a dar lo mejor de sí mismos.
Identifica un comportamiento específico que deseas que tu hijo mejore y crea un cuadro de recompensas o una tabla de puntos. Después permite que escoja sus recompensas, como tener 10 minutos extras para jugar en el ordenador o ir un parque que le guste especialmente.
8-Fíjate cuando se porta bien
Un maestro sabe prestar atención al buen comportamiento puesto que es la mejor manera de motivar a los niños a comportarse bien. En lugar de señalar a los niños que no paran de hablar, puede decir algo como: 'Me gusta como Pedro está bien sentado en silencio y trabajando. ¡Luisa tú también estás haciendo un trabajo estupendo!'
Manejar un aula de 20 o más estudiantes puede ser difícil. Y a menudo, todos los estudiantes están compitiendo por la atención del maestro.
Cuando tus hijos actúen mal, no prestes toda tu atención a la mala conducta. La atención, incluso cuando es negativa, puede alentar el comportamiento para continuar. Entonces, en lugar de decir: "Deja de jugar con el tenedor", acude a tu otro hijo y di: "Me encantan los modales de mesa que estás usando en este momento". Elogiar a un niño por ser bueno podría inspirar al otro a hacer lo mismo.