Ahora que llegan días libres tanto para niños como para padres, cabe preguntarse cómo aprovechar ese tiempo tan necesario y descansar de la rutina y el estrés diarios en vacaciones familiares. Veamos algunos consejos para lograr dar la espalda al estrés en el tiempo estival.
En vacaciones de verano, las más largas para los pequeños, los padres deben pensar en opciones para que tanto ellos como sus hijos puedan realizar actividades y salir de la monotonía. Normalmente durante las vacaciones familiares suelen hacerse excursiones en todos juntos, bien a la playa, el campo... Cuando los niños no son tan pequeños es frecuente que pasen días con los tíos y abuelos o en algún campamento infanto-juvenil.
Estar padres e hijos y viajar juntos no ha de suponer un "contra-ocio" o estrés. Bien es sabido que cuando la familia tiene buena sintonía, se pude discutir sobre todo y el entendimiento suele ser mayor, en consecuencia también la conexión, confianza y risas. Si los niños ya tienen una edad en la que les gusta hacer planes con sus amigos, es lógico que el tiempo en familia no sea tan intenso ni prolongado.
Cuando los niños pueden y quieren participar en la decisión sobre el modo de pasar las vacaciones familiares y donde, se les debe dejar opinar y tenerlos en cuenta. En ese tiempo los progenitores pueden reservar en algún sitio e ir a descansar, sin la responsabilidad que suponen el cuidado de la casa, el trabajo y la crianza de los hijos en cuanto a estrictos horarios.
En el caso de que los niños sean pequeños, serán los padres quienes deben decidir qué camino tomar y planificar el sitio al que ir. Por lo general, para bebés y niños de corta edad, las estancias en sitios con playa y piscina son lo ideal. Elegir por ejemplo, un hotel con piscina, donde el pequeño pueda divertirse y no haya que ir siempre cargado con todos los bártulos, evita tanto estrés para los padres. Y si hay playa, siempre se puede organizar una escapada días puntuales.
Recomendaciones para evitar el estrés
1. Salir de la rutina y no desesperarse
En el día a día suele convivirse con el estrés desde primera hora de la mañana, los que no lo llevan encima las 24 horas del día cuando los niños duermen mal. Ha de hacerse entonces todo lo que esté de la mano por respirar y buscar momentos de calma que permitan salir de la rutina. Hay que dejar espacio a la improvisación en las vacaciones familiares, y si un día llueve y no se puede ir a la playa o a la piscina, coger el coche e ir de tiendas o a tomar un café en el paseo marítimo o en una cabaña.
2. Apreciar cualquier cambio que ayude a relajarse
El simple hecho de reservar habitación en un complejo hotelero ya es un punto a favor frente el agotamiento diario. Para padres que trabajan y tienen además las tareas domésticas a su cargo, junto con el cuidado de sus hijos, disfrutar y olvidarse de limpiar, cocinar o recoger trastos, ya les hace desconectar y descansar. ¿A quién no le gusta que le den todo hecho y no preocuparse por nada del hogar?
3. Planificar de antemano el viaje
Se recomienda, para evitar angustias y sorpresas desagradables de última hora, planificar bien el lugar de destino, hotel o casa rural, alquilar coche e informarse de las distancias para visitar la zona. Asimismo conocer el ocio que hay en el lugar, facilitará las excursiones que quieran realizarse e incluso puede ser útil conocer sitios e instalaciones habilitadas para que los niños se diviertan.
4. Preparar un viaje cómodo
El viaje debe ser cómodo. Lo mejor es salir de casa con antelación y sin prisas, llevarle al niño comida, bebida y algún entretenimiento. Si el niño es muy bebé es probable que se duerma en el coche o el avión si ha madrugado o está cansado. Si el bebé se enfada procurar no reprenderlo e intentar tranquilizarlo con distracciones.
5. Realizar actividades al gusto de cada uno
Con niños no vale eso de excursiones y visitas a cada rato. Para evitar sentirnos agotados y enfadarnos a cada paso, lo mejor es cambiar de actividades. Puede hacerse alguna visita o paseo por la ciudad, visitar tiendas..., y en otros momento descansar en la playa, en la piscina del hotel..., y que ahí se divierta el pequeño con otros niños. Los padres pueden irse rotando para jugar con él e incluso descansar en la tumbona y tomarse un cocktail cuando se eche una siesta, seguramente a causa del agotamiento de jugar.
6. Darse algún capricho
No es necesario ir con la idea de derrochar dinero, pero sí darse algún capricho, una cena con vistas al mar, comprarle un detalle sorpresa a tu pareja, sacar tickets para ver algún espectáculo...En cierto modo también se ha trabajado duro durante todo el año para poder hacer frente a ese gasto y disfrutar sin sentir remordimientos.
7. Dejar los problemas antes de salir de casa
Cuando la idea es descansar, es lo que se debe hacer. Antes de salir de casa, uno tiene que mentalizarse para pasarlo bien y dejar los problemas atrás. Apagar o dejar el móvil en la habitación del hotel y mirarlo lo justo, no intentar tener todo bajo control...Si el niño se mancha, si llueve o se nos ha olvidado traer más ropa, pañales o la pasta de dientes..., tiene solución. El caso es disfrutar en familia.
8. Ir con actitud positiva
El simple hecho de estar juntos y fuera de la zona o ciudad habitual en vacaciones familiares, ya supone un refuerzo para animarse y recargar pilas para el regreso. Lo importante es cómo se afronte. Si se va con ánimo de disfrutar, aprovechar y dejar lo cotidiano a un lado, funcionará. Si por el contrario la actitud es poco positiva y no se pone de parte de uno, todo se verá menos bonito de lo que realmente es.
9. Relativizar y delegar
Es difícil mantener la paciencia con niños, más aún si son niños inquietos, protestones o traviesos, que solo piensan, o mejor dicho no lo hacen. Pero padre y madre deben unirse y apoyarse. Cuando uno se sienta agotado, el otro debe relevarlo y viceversa. Ser positivo es fundamental, y minimizar los daños también. Los días de vacaciones pasan y no vuelven, hay que aprovecharlos y no hacer caso a temas sin importancia.
10. Practicar hábitos saludables
Es bueno comer sano y respirar aire puro, caminar, bailar o nadar. Reírse de todo en muchos momentos da la felicidad. En el ánimo se reflejarán los beneficios que aporten esos días de cuidados. Incluso se puede visitar un spa y solicitar un masaje. Estar de días libres y vacaciones familiares, significa hacer lo adecuado para uno en mejora de toda la familia.
Deben rentabilizarse los días de vacaciones y utilizarlos en beneficio propio tanto a nivel personal como de salud. Puede estarse dos, tres o quince días de vacaciones, pero la calidad debe ser el punto clave. El tiempo que se pase en familia, realizando actividades, visitando lugares o jugando en la arena, ha de ser tiempo bien aprovechado y en el que todos lo pasen bien. Y muy importante es asumir que las vacaciones también son parte de la vida real y no todo tiene que salir todo perfecto, puede haber momentos menos buenos.