La escolaridad obligatoria se sitúa en España en los 5-6 años (dependiendo del año de nacimiento del niño). Sin embargo, muchos padres deciden escolarizar a sus niños en edades muy tempranas, de 0 a 3 años. Las razones para hacerlo son diversas: mayor presencia de la mujer en el mundo laboral, ausencia de familiares que puedan cuidar del niño, objetivos concretos como la socialización, la necesidad de aprender cosas, la estimulación temprana, etc.
Además, los cambios sociales que vivimos tienen mucha influencia a la hora de decidir si queremos que nuestro bebé acuda a la guardería : la aparición de nuevos modelos de familia (familias monoparentales, por ejemplo), los cambios en el papel de los abuelos en el cuidado de los nietos y cada vez mayor presencia de la mujer en el mundo laboral y formativo por necesidad económica y/o por realización profesional.
Los cambios sociales han hecho necesarias estas escuelas
En este sentido, es muy común planteamientos como: ¿estará bien mi bebé allí o llorará todo el tiempo?, ¿debo dejar de trabajar y ocuparme de mi hijo?, ¿será mejor que sea una persona la que venga a casa a cuidarle para que se sienta a gusto en su entorno?, ¿se adaptará bien?, ¿no será demasiado pequeño? Ante estas dudas, es importante conocer las ventajas que tiene para el bebé acudir a la guardería de 0 a 3 años. De este modo, podemos tomar decisiones sin sentirnos mal por ello y con mayor tranquilidad.
1. Cuidados profesionales
El personal que trabaja en una guardería son personas debidamente formadas para ello y con experiencia en mayor o menor grado. Un bebé es una responsabilidad muy grande y la persona que se encarga de dirigir el centro está segura de que su equipo está totalmente preparado para desempeñar bien las funciones de atención y cuidado. Además, disponen de técnicas y estrategias para enseñar en valores, estimular y educar. Por tanto, el bebé recibirá un cuidado y educación profesional y de calidad.
2. Función socializadora
Los bebés comienzan a tener contacto con sus iguales. Para muchos será su primera experiencia de interacción duradera con otros niños. Comienzan a darse cuenta de que existen reglas en el comportamiento social, desarrollan afinidades, desarrollan sentimientos de pertenencia al grupo y observan alternativas al núcleo familiar.
Además, los bebés de 0 a 3 años aprenden por modelado. Es decir, son observadores e imitan a sus iguales. Esto es ventajoso sobre todo a la hora de desarrollar hábitos adecuados (de higiene, de alimentación, de conducta, etc.)
3. Primeros resquicios de independencia
Hasta ahora, el bebé era casi dependiente para todo. Siempre había alguien con los ojos exclusivamente puestos en él (para defenderle si fuera necesario, cubrir sus necesidades básicas, consentirle, etc.). En la guardería, las profesoras tiene que atender a varios niños a la vez, lo que supone que no puedan enterarse en toda su totalidad de todo lo que ocurre aunque sí lo suficiente para prevenir el peligro. En este punto, la guardería se convierte en "la ley de la jungla": el bebé debe aprender a defenderse cuando le quitan su juguete, a pedir algo, a resolver pequeños problemas por sí mismo, a entender que ya no existe él solo.
4. Aprendizaje en valores y habilidades
La convivencia con los iguales, la presencia de reglas a cumplir y el juego conllevan un aprendizaje en valores: el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, la comunicación (modificar el lenguaje, respetar el turno...), aprenden a compartir, se esfuerzan y comienzan a comprender el valor de ese esfuerzo, la responsabilidad, la solidaridad, el conocimiento y control de uno mismo (autocontrol), la tolerancia y la amistad.
Muchos valores ya se adquieren en el entorno familiar y el entorno social los refuerza. Otros, se adquieren por primera vez en la convivencia con otros niños, en la experiencia o mediante actividades concretas para ese fin.
5. Desarrollo físico
El bebé de 0 a 3 años juega casi todo el tiempo, experimenta, se cae al suelo y se vuelve a levantar, manipula y chupa los objetos, etc. En muchas ocasiones se sienten más libres para hacer lo que quieren en la guardería que en sus casas.
Todo ello estimula los sentidos, mejora la motricidad fina y gruesa, mejora el equilibrio y la coordinación en el movimiento generando más seguridad en sus desplazamientos, realiza ejercicio físico y regula su peso. Además, la guardería enseña a mantener una alimentación, hábitos de higiene y descanso adecuados.
6. Conocimiento del entorno
La guardería supone un entorno nuevo que investigar y que descubrir. Exploran un sitio ajeno a lo que han conocido hasta ahora. Observan nuevos objetos y personas, aprenden nuevas palabras y conceptos, y se convierten en verdaderas esponjas de información (los colores, los números, los días de la semana, etc.)
7. Desarrollo cognitivo
La guardería contribuye al desarrollo de las capacidades intelectuales del bebé. A través del juego, el movimiento, la interacción y los materiales disponibles en el aula, el bebé podrá resolver situaciones más complejas paulatinamente. Según Jean Piaget, importante psicólogo del desarrollo infantil del siglo XX, de 0 a 3 años los niños aprenden fundamentalmente a través de sus sentidos y su actividad. La guardería participa en gran medida de este aprendizaje.
Además, el juego simbólico (capacidad de realizar representaciones mentales y jugar con ellas. Por ejemplo, jugar a "mamás y a papás") y el juego libre son dos detonantes para la creatividad del bebé, lo que le va a permitir crear, inventar, innovar y generar ideas alternativas ante situaciones concretas o dar respuestas para solucionar problemas.
8. Mejora el área emocional
En la guardería se generan nuevos lazos afectivos, aprenderá a expresar mejor sus emociones y se irá conformando su personalidad. Además, la guardería se convertirá en un sitio más en el que también se sienta a gusto. Aprenderá a ser más autónomo y eso repercutirá positivamente en su autoestima.
Es vital que el niño comience a identificar sus emociones y saber cómo expresarlas. Igualmente importante es que sepa ponerse en el lugar de sus compañeros, que comprenda las emociones de otros niños y la relación que éstas tienen con sus acciones. En este sentido, la guardería es un lugar idóneo para el desarrollo de la inteligencia emocional. Ésta previene muchos problemas psicológicos en el futuro como la ansiedad, depresión o trastornos de personalidad. Contribuye a un mayor ajuste psicológico en la edad adulta.