La época de estudiante en la universidad es una de las más importantes para cualquier persona. Supone el auténtico paso de adolescente a adulto. Una época en que se adquieren nuevas responsabilidades, compromisos y que te prepara para afrontar la vida laboral pero también para desenvolverte con mayor facilidad en ese mundo de los adultos.
Hasta finalizar el instituto han sido pocos los momentos en que un estudiante ha tenido opción para elegir. Con la entrada en la universidad serán muchas más las cuestiones que se le plantearán, habrá de decidir qué carrera estudiar y dónde cursarla.
En numerosas ocasiones la formación deseada no se imparte cerca de casa, incluso hay que trasladarse a otras comunidades autónomas. De este modo el primer dilema que se plantea es ¿merece la pena viajar a otra ciudad lejos de familia y amigos para estudiar lo que me gusta? En el post de hoy veremos ventajas e inconvenientes de asumir el reto que supone ese traslado.
Ventajas de estudiar en otra ciudad
La gran mayor parte de personas que se trasladan a otra ciudad para estudiar en la universidad lo hacen porque ni siquiera hay universidad cerca de su residencia o porque no cuentan con los estudios que uno quiere cursar.
En el primero de los casos no hay otra opción que trasladarse, salvo desechar la idea de cursar estudios universitarios. En el segundo prácticamente tampoco. Viajar a otra ciudad te permitirá estudiar lo que realmente te interesa y afrontar con un mayor entusiasmo el futuro. De quedarte en casa e iniciar una carrera de algo que no te gusta no obtendrás otra cosa más que frustración y probablemente acabarás declinando en uno o dos años.
Trasladarte a otra ciudad supone también la ruptura del vínculo que hasta entonces tenías con familia y amigos. Supone empezar una nueva vida, con nueva gente aún por conocer, y entrar en la edad adulta con una mayor independencia. Puede verse como una preparación para el día de mañana.
Habrás de buscar un nuevo piso en el que vivir y hacerte cargo de todo lo que esto conlleva: desde pagar las facturas a hacer la compra. Si no te sientes preparado para ello también puedes optar por una residencia estudiantil, donde esas preocupaciones les corresponden a otros.
Ir a otra a ciudad para estudiar supone un crecimiento para cualquier persona que hasta entonces no haya salido del entorno más próximo, el de su familia. El tener un piso propio en que no tengas la supervisión de tus padres es divertido, pero también apasionante.
Inconvenientes económicos y emocionales
No cabe duda que el principal inconveniente de ser estudiante de universidad en otra ciudad es lo costoso que resulta. A los gastos comunes de cualquier otro universitario (matrícula, material escolar,...) hay que sumarle el alquiler de un piso o la estancia en una residencia.
No cualquier familia puede hacer frente a este tipo de gastos, por lo que es importante consultar las becas y ayudas a las que puedes tener acceso. Aliviarán, al menos en parte, la carga financiera.
Otra opción es que compagines tu faceta de estudiante universitario con la de trabajador a tiempo parcial. Este dinero te permitirá mantenerte en la nueva ciudad de residencia o supondrá un complemento a la manutención que tenga que pasarte tu familia. A ello súmale la satisfacción de ganar tu propio dinero y decidir cómo gestionarlo.
Más allá de lo económico otros inconvenientes de viajar a otra ciudad para estudiar son emocionales. Hay gente que lleva bien los traslados y se adapta rápidamente a las nuevas circunstancias. Otra no lo hace de igual manera y echa en falta a su familia y amigos.
Esto puede llegar a resultar un auténtico problema porque el desarraigo y la melancolía pueden no sólo limitar tu vida social en la universidad, sino que también pueden hacer que no rindas del modo adecuado en la facultad. Todo ello te hundirá el ánimo y te afectará negativamente, siendo una preocupación para ti y para los que te quieren y están lejos.
En la mayor parte de los casos aún se es muy joven, apenas se superan los 18 años y puede que nunca hayas estado lejos de tus padres más de un fin de semana. Pasar de eso a vivir a varios kilómetros de distancia puede hacer mella en el estudiante. También en sus padres que con la marcha del hijo de casa pueden llegar a sufrir el síndrome del nido vacío.
Antes de cambiar de ciudad has de tener esto en cuenta e incluso puedes hacer un simulacro. Si no te ves capaz de separarte de tus seres más queridos visita con antelación el lugar al que piensas trasladarte. Conócelo, pasea por sus calles, entra en sus tiendas y cafeterías y descubre si te gustaría vivir allí. Puede servirte para decidir qué hacer.
¿Miedo a sentirse solo?
Hasta que llega el momento de pasar a la universidad casi todo el mundo cuenta con un círculo de amigos y familia que le hacen sentirse arropado. El miedo a romperlo es uno de los motivos que nos pueden hacer dudar a la hora de decidir viajar a otra ciudad. Eso y el sentirse solo en una ciudad en la que no conoces a nadie.
Hay que tener en cuenta que ese puede ser el primero de los traslados y que no sabemos qué nos deparará la vida. Puede que haya otros muchos por cuestiones laborales o sentimentales. Eso no quiere decir que vayamos a perder el contacto con los seres más queridos. La familia va a seguir estando ahí y los amigos, si son verdaderos, también. Las videoconferencias, los mails y los mensajes instantáneos son grandes aliados a la hora de mantener vivas las relaciones a pesar de la distancia.
Además, si en el colegio, en el instituto y en tu entorno más cercano has hecho amigos, ¿por qué no ibas a hacerlos en la universidad? La universidad es un cambio para todos y hay mucha más gente en la misma situación que tú. Además en la facultad encontrarás fácilmente a gente con tus mismos intereses.
Si tienes miedo a sentirte solo en tus primeros días en la universidad alquila una habitación en un piso compartido o quédate en una residencia de estudiantes. Te obligará a entablar conversación con otras personas y evitarán que te sientas solo.
La decisión final
Una vez vistas las ventajas e inconvenientes de trasladarse a otra ciudad para estudiar en la universidad han de ser el propio estudiante y su familia los que tomen la decisión. Si tienes la oportunidad de hacerlo descubrirás que es una experiencia única y enriquecedora. Si no funciona siempre puedes volver a casa.